La Presencia es el acto y efecto de atender al instante presente, incluyendo e integrando todo lo que emerge en nuestro campo de percepción-experiencia, sea aquello de carácter interno (sensaciones, sentimientos, pensamientos), conductual (lo que estamos haciendo), o contextual (lo que ocurre a nuestro alrededor).
El ejercicio de la Presencia se puede efectuar de manera inequívoca si lo iniciamos y encausamos a partir de nuestras sensaciones corporales; esto es, tomando primero una consciencia acotada de nuestro cuerpo (manos, piernas, etc.) y luego sintiendo todo el cuerpo, buscando tener la sensación más completa que nos sea posible. La consciencia del cuerpo en el instante presente es un claro indicador de que nos hallamos en la senda de la Presencia, un estado de atención expandida que debe también incluir nuestras emociones, pensamientos, acciones y entorno.
Podemos fácilmente entrar en nuestras sensaciones corporales si atendemos a nuestra respiración. En cualquier momento del día podemos atender a nuestra respiración, a nuestras inhalaciones y exhalaciones, haciendo una breve pausa saludable en medio de nuestras actividades cotidianas. La consciencia de la respiración es una llave maestra para la Presencia que buscamos.
Atendiendo a nuestra respiración permitimos que se haga un espacio de mayor silencio en nuestra mente y, de ese modo, nuestro cuerpo se hace más accesible. Cuando direccionamos nuestra atención al espacio corporal, podemos saber si estamos cómodos, incómodos, tensos, relajados, sensibles, acelerados o adormecidos, y podemos percibir nuestras posturas, movimientos y sensaciones corporales de una manera más directa y vital. Así, desde una consciencia corporal activa, nos encausamos hacia un estado de mayor integración personal, capaz de incluir nuestros distintos dominios de experiencia y saborear el profundo bienestar del Ser.
Hacer un ejercicio de Presencia es sencillo y natural. Lo hacemos mientras caminamos, estudiamos, trabajamos, descansamos, preparamos la comida, o esperamos el inicio de un partido de fútbol. Cualquier circunstancia es propicia para interrumpir nuestra habitual mecanicidad y disponernos a un momento de mayor consciencia. Esta mayor consciencia, aunque sea de breves segundos, es una contribución importante a nuestro bienestar y, también, al de nuestras comunidades.
Alfredo M., 2014.-