La práctica regular de la meditación genera efectos positivos a nivel físico, emocional, mental y espiritual. Mejora desde nuestra respuesta inmune hasta nuestra percepción del sentido de la vida, pasando por el balance emocional y las relaciones con los demás.
Meditar es útil no sólo para un mejor equilibrio personal entre cuerpo y espíritu, sino que también trae beneficios como práctica de transformación de nuestras relaciones y de la sociedad en que vivimos.
Por ejemplo, si en un determinado barrio, o comuna, o colegio, muchas personas meditan, entonces es más probable que en dicho lugar las relaciones humanas mejoren, que se reduzca la violencia y se incrementen los espacios de cooperación. Esto es así, porque todos estos factores se relacionan con la presencia de una habilidad emocional denominada “empatía”, la cual se desarrolla activamente a través de la meditación.
En MeditaChile propiciamos el arte de meditar como práctica social inclusiva, como un factor saludable que quisiéramos arraigar en los tejidos de nuestra cultura.
Por mucho tiempo la meditación ha sido considerada algo exótico, un artefacto ajeno a nuestra cultura occidental. Sin embargo, dicha apreciación es errónea, porque la meditación –en sus incontables formas- ha estado presente desde hace unos 5.000 años tanto en oriente como occidente, y en las distintas culturas y civilizaciones que desde los tiempos más remotos han transitado por la historia de la humanidad.
Meditar es un acto humano natural; en cierto sentido todos meditamos, sólo que no lo sabemos. La propuesta de MeditaChile es recuperar ese acto natural, restablecer ese conocimiento y ponerlo a disposición de todos.
Meditar no es difícil, sólo requiere de conocer los pasos que llevan a la concentración de la mente y tener una actitud de aceptación a la experiencia que surge instante a instante.
Lo mejor es unirse a una Comunidad, porque la presencia de los otros nos ayuda a sostener la disciplina y la intención.