En MeditaChile promovemos la meditación como praxis personal y comunitaria.
Hacer florecer la práctica en el contexto de una comunidad es una poderosa elección, no sólo desde el punto de vista de la riqueza y sustentabilidad del proceso de transformación personal que cada uno de nosotros está desarrollando, sino también desde la perspectiva del cambio socio-espiritual o mutación colectiva que intuimos y necesitamos.
Digamos que meditar en la soledad de nuestra habitación es una llave de oro para nuestra propia transformación, en tanto que meditar en comunidad es una llave de oro para la transformación del mundo.
Meditar en Comunidad nos da la posibilidad de atisbar, reconocer y restablecer el inter-ser que mora en las profundidades de lo humano esencial, en los apasionantes y sutiles territorios que emergen más allá de los estrechos y rutinarios límites del ego.
Desde la vivencia del afecto comunitario llegamos a saber que dicho inter ser es tanto o más real que lo que nosotros hemos constituido como identidad, en esa loca carrera narcisista y competitiva que caracteriza a nuestra sociedad contemporánea.
Desde la exquisita sensación de beber las aguas de una relación de ayuda incondicional ofrecida por una comunidad que medita, podemos más fácilmente sanar las heridas que la separatividad, el egoísmo y la exclusión han grabado en nuestra alma individual y colectiva por demasiado tiempo.
De modo que meditar en comunidad es tan esencial como sostener nuestra disciplina personal en la soledad de nuestra habitación, o como cultivar la plena presencia en nuestra vida cotidiana. A dar ese paso los alentamos.
La co-presencia del nosotros en transformación, es la preciosa semilla que deseamos aportar hoy a esta tierra que tanto amamos.
Un abrazo
Enero 2013